Estados Unidos siempre ha sido un país de inmigrantes y gracias a ello se ha convertido en la potencia más grande del mundo. Desde sus inicios, los inmigrantes han aportado fuerza laboral e ideas innovadoras y con ese desarrollo dominan gran parte de la economía mundial. Las principales ciudades y estados donde se ha visto este fenómeno son aquellas que están con límites a países cercanos como son California o Nuevo México al sur junto con la Florida o New York en el norte. Sin importar la nacionalidad todos los inmigrantes que vienen a trabajar de forma honrada y contribuir al crecimiento serán bienvenidos ya que saben que en los Estados Unidos podrán obtener el desarrollo que están buscando y que en sus países de origen muchas veces es complicado.
Según estadísticas del país, es más posible que un inmigrante se arriesgue a formar un negocio propio que un ciudadano americano. Al generar un negocio propio, el ciudadano crea puestos de trabajo y genera más impuestos al estado. Sin importar el negocio que puede ser de comida, tecnología, innovación o cualquiera que sea siempre los dueños o fundadores son inmigrantes. Muchas veces los inmigrantes no acuden a ciudades grandes sino a pueblos pequeños y es ahí donde la creación de negocios tiene más importancia. En el caso de ciudades del norte del país los inmigrantes pueden ser desde segunda o cuarta generación ya que fueron donde acudieron primero o ahora donde también hay más inmigrantes al sur del país.
Las últimas acciones ejecutivas del presidente solo facilitan las cosas a los inmigrantes llegados hasta la fecha que se indica en la norma y no se pretende dar ciudadanía como indican los opositores. Si los inmigrantes han construido el país porque no ayudarlos ahora. Solo se necesitan políticas claras para la inmigración y fortalecer los controles en las fronteras para no tener más indocumentados. La política migratoria debe ser tratada con prioridad y si hay puntos donde todos estén de acuerdo ejecutarlos para así avanzar y no quedarse estancados hasta aprobar toda una ley que nadie sabe si se aprobara.