A pesar de los planes por frenar la inmigración ilegal de miles de niños de Centroamérica, esta parece no detenerse. El gobierno se ha planteado un trabajo conjunto con los países de procedencia de los niños migrantes y construir más centros detención para albergar a los niños cuando lleguen a Estados Unidos. Para eso el gobierno ha solicitado más presupuesto lo cual ha causado controversia ya que muchos opinan que esto es solo un recurso parcial. Una ley de migración sería lo ideal para controlar a los sin papeles pero con el debate demorado en la Cámara, la solución del gobierno es la única alternativa por ahora.
Cuando los niños son capturados, ellos van a los centros de albergue y son entregados a familiares que viven en Estados Unidos sin importar su situación migratoria. Luego de eso deben enfrentar un juicio de deportación el cual decidirá cuando regresan a su país. Este juicio puede demorar meses o años. A pesar de la contra de muchos ciudadanos, también existen personas en favor de estos niños que están huyendo de la violencia que viven en sus países ocasionadas por las pandillas y el narcotráfico. Las personas que ayudan son de todo tipo desde ciudadanos comunes hasta religiosos y profesionales, solo que todos ellos no dan sus nombres y prefieren el anonimato. Ellos han realizado movilizaciones desde principio de mes para hacer sentir su voz.
Así como existen estos ciudadanos que apoyan a estos niños, también se han formado grupos antiinmigrantes que bloquean la llegada de los niños. Existe una gran presión por ambas partes por eso el gobierno debe tomar medidas ahora para dar soluciones. El presidente ha manifestado que si hasta el receso de verano no hay ningún cambio para aprobar la ley, él tomará medidas para que la ley que aprobó el Senado ayude a la inmigración que tanta afecta a las familias y al país.