La nueva Administración ha abierto la puerta para personas que han sufrido violencia domestica en el extranjero permitiéndoles aplicar para obtener asilo político en los Estados Unidos. En países de Latino América, África y Asia, donde la violencia domestica es tolerada, las personas abusadas deben ser consideradas como un grupo social perseguido, y protegidas bajo las leyes de asilo. Las personas no consiguen protección de las autoridades locales, aun mudándose a distintas partes de su país. Generalmente, las autoridades locales desestiman sus denuncias como asuntos privados y rehúsan en tomar conocimiento de sus obligaciones humanitarias bajo ley internacional. Cuando estos individuos escapan su país y buscan refugio aquí, los Estados Unidos reconoce considerarse un paraíso para los oprimidos como un asunto de orgullo nacional, permitiendo solicitar asilo a las personas perseguidas.
El gobierno anterior rechazaba consistentemente estos reclamos, primero porque no creía que estas victimas pudieran ampararse bajo las leyes de asilo a pesar del hecho que estas personas han sido victimas de violación, asalto sexual, y amenazas a la vida e integridad, y luego porque temían una invasión de casos a nivel mundial.
La Administración actual tomo una direccion distinta, conforme a nuestra tradición de proteger a los oprimidos a nivel mundial considerando cuidadosamente estos casos, y revisando individualmente para obtener prueba concluyente de los abusos y otorgar asilo en los casos meritorios.