El año pasado sucedió un fenómeno inusual en las fronteras de los Estados Unidos, niños llegaban a la frontera solicitando ingresar al país sin tener los permisos necesarios para entrar y argumentaban que estaban huyendo de la violencia que ocurre en sus países debido a las pandillas y el narcotráfico. Una vez que ingresaban varios de ellos solicitan visas de refugiados ya que regresar sería algo muy peligroso. Cuando ellos ingresaban al país eran atenidos por médicos y si tenían algún familiar que los reclame, eran entregados a ellos para que se encargue de sus cuidados y educación. Los costos por salud y educación son asumidos por el estado. Para evitar que más niños sigan llegando se trabajó de manera conjunto con los países de origen de los niños que son Honduras, Guatemala, México y El Salvador diciendo los peligros del viaje, que si llegaban serian deportados y Estados Unidos daría dinero a esos países para generar empleo en las regiones más pobres para así no viajen.
El congresista Randy Weber del partido republicano propuso un proyecto de ley para ya no entregar esas ayudas a los países de origen de los niños migrantes hasta que se demuestre que las medidas adoptados por ellos han sido efectivas para detener la llegada de los niños. Se estima que hasta el verano del año pasado llegaron más de 75 mil menores pero ese número se vio reducido en la segunda mitad del año cuando iniciaron los trabajos en conjunto. El congresista manifiesta que se está abusando de las leyes propias de ellos y los servicios de salud y educación que salen del bolsillo de cada ciudadano del país.
La ley es respaldada por algunos de sus colegas republicanos y ahora está en estudio. La mejor forma de demostrar que se está haciendo un buen trabajo es con resultados y los resultados hasta ahora demuestran que el número se ha reducido. También hay que analizar si en la reducción que tanto influyeron los países de origen para así poder continuar con la ayuda.